Los Derechos Culturales, son Derechos Humanos que garantizan la participación de todas y todos en la vida cultural de la comunidad; velan por asegurar el acceso y disfrute a la cultura, a las artes y a cualquiera de las manifestaciones de la diversidad cultural para todas las personas, siempre en condiciones de igualdad, dignidad y no discriminación.
Son derechos que giran en torno a las expresiones artísticas, a la lengua, a la producción cultural y a los derechos de autor; a la innovación y la creatividad; a las creencias, a las tradiciones y a las costumbres, a la otredad y la diferencia; a la gobernanza, a la participación social, a la incidencia en la agenda pública de la cultura; a la comunidad y lo comunitario, a la memoria histórica, al patrimonio cultural, a la identidad individual y colectiva.
El pasado 2019, en México se cumplieron 10 años de la constitucionalización de los Derechos Culturales. A una década de alcanzado el hito, es importante echar una mirada en retrospectiva que nos permita afinar las rutas que estamos conjuntamente recorriendo para garantizarlos y protegerlos. Todavía más esencial, identificar el rol que desde el nivel local, están jugando (o dejando de jugar), los gobiernos municipales, quienes ahora han de responder, no sólo a las disposiciones del Artículo 4º, sino también a lo que establece nuestra nueva Ley General de Cultura y Derechos Culturales.
#LaCulturaEsUnDerecho la ejercemos todos los días y desde mucho tiempo atrás. Al ver una película que nos gusta o una obra teatral, al aprender o enseñar a tocar un instrumento musical, al dibujar y pintar, al hablar una lengua, al bailar, al preservar y compartir con otros la receta del postre de la abuela, al promover que no se nos olvide la historia del barrio que habitamos y por supuesto, al participar de la toma de decisiones sobre los asuntos públicos de la cultura.
Los Derechos Culturales son pues, una discusión impostergable. Impulsar la generación y el co-diseño de una herramienta en favor de su pleno ejercicio, promoción y observancia, es la gran apuesta que el gobierno de la ciudad de San Luis Potosí decide realizar, en el ánimo de participar responsablemente y con convicción, de esta tarea nacional inaplazable.
La Carta de la Ciudad de San Luis Potosí por los Derechos Culturales
Es un ejercicio de cooperación multilateral, promovido desde la Dirección de Cultura, que parte de reconocer la actual carencia de una normatividad local en materia de desarrollo cultural y Derechos Culturales; lo que busca, por tanto, es co-producirla de manera participativa e intersectorial, en torno a los principios de inclusión, interdependencia e indivisibilidad, atención prioritaria, no regresividad, subsidiariedad, solidaridad, cooperación y sostenibilidad.
Se piensa como una respuesta directa a la reciente aceptación de nuestra municipalidad como integrante de la Red IberCultura Viva de Ciudades y Gobiernos Locales de la Secretaría General Iberoamericana, impulsada en coordinación con las Oficinas de la UNESCO en el país, mediante el apoyo de My World México y bajo la estricta observancia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de San Luis Potosí.
Es un instrumento vinculante, primer eslabón de un futuro reglamento municipal de cultura, de perspectiva y elaboración local, pero de anclaje internacional, que almacena un catálogo de Derechos Culturales y un banco de estrategias para su realización progresiva; sirve para reconocer, proteger y garantizar su disfrute pleno, entre personas habitantes, visitantes y en tránsito de la capital potosina.
Se funda en los documentos internacionales, nacionales y subnacionales en materia de Derechos Humanos adoptados oficialmente en nuestro territorio: la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Además, es responsiva a la Ley de Cultura para el Estado y Municipios de San Luis Potosí.
Su diseño considera experiencias previas de otras entidades y ciudades mexicanas que han avanzado hacia la legislación o asentamiento normativo de sus garantías culturales, como: Zapopan, Guanajuato, Mérida y Ciudad de México.
Además, adopta como guía, las consideraciones y medidas que emite la Comisión de Cultura de la Organización de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) en “Agenda 21 de la Cultura”, uno de los documentos políticos más importantes a nivel mundial, desde el que se plantea situar a la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible.
Socializar los Derechos Culturales y sus alcances, en definitiva, nos acerca más al buen vivir. Conocerlos y sensibilizarnos en torno a ellos, nos da orientación sobre lo que podemos hacer y sobre lo que pueden y no pueden hacernos los demás. Es en la medida en que los comprendamos cabalmente, la medida con la que nos fortaleceremos en capacidades para ejercitarlos, exigirlos y hacerlos valer.
Resulta pues, irrenunciable, aproximarnos y hacernos cada día de mejores mecanismos que fortalezcan la práctica de nuestra ciudadanía y diversidad cultural; mantenernos ajenos a estas búsquedas, podría originar atropellos y, eventualmente, vulneraciones complejas a las libertades de los grupos y de los individuos.
En ese sentido, se acentuará siempre el rol del gobierno como un agente que no debe permitirse ser omiso, ni puede quitar de sus hombros la responsabilidad de fomentar la generación de todos aquellos dispositivos que contribuyan al empleo pleno de los Derechos Humanos; éste, ha de mantenerse incansable en las tareas de formación de capacidades locales para el agenciamiento de los Derechos Culturales, de los que ha de ampliar y descentralizar su cobertura, promover sus corresponsabilidades, divulgar quién es quién en su defensa y propiciar alianzas para robustecerlos entre los diferentes agentes y sectores de la sociedad.